Máxima siempre lo tuvo claro y le pidió al maestro italiano Valentino que se encargara de confeccionar el traje que le llevaría al altar. Y así fue, la argentina apareció espléndida ante todos con una auténtica obra de arte de Alta Costura en mikado de color blanco marfil, de corte clásico y sin demasiados adornos. La manga era larga y ajustada, el escote redondeado y cerrado al estilo Audrey Hepburn y la falda, de cinco metros de cola estaba confeccionada con un discreto vuelo y adornada con dos pequeños detalles de encaje a ambos lados de la cadera. El velo de tul de seda tenía detalles florales realizados a mano e iba sujeto a un moño bajo con una valiosísima tiara propiedad de la Reina Beatriz que ella ya había lucido hacía 35 años en su boda con el Príncipe Claus. La tiara de diamantes iba acompañada de unos pendientes largos también de diamantes y una pulsera de brillantes engarzados en platino. El toque final lo ponía un bonito bouquet de rosas, gardenias y lirios blancos..
jueves, 5 de junio de 2008
La boda de Guillermo de Holanda y Máxima Zorreguieta
Un holandés de sangre Real y una argentina tan real como la vida misma… o lo que es lo mismo, un amor sin fronteras. La pareja se conoció en Sevilla y enseguida surgió el flechazo. La pareja contrajo matrimonio en Ámsterdam el 2 de febrero de 2002. Se casaron por lo civil y por la Iglesia ante 80.000 personas que fueron capaces de hacer guardia durante toda una fría noche en la famosa plaza Dam para presenciar el momento en que la pareja salió al balcón del Palacio Real para saludar y fundirse en un romántico beso (en realidad fueron cinco) ante sus súbditos. Esa mañana lucía un sol radiante, algo muy poco habitual en esas fechas y Holanda entera vivía el final de tres jornadas de fiesta.
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