Tahití y sus islas, un viaje cautivador en pareja por los Mares del Sur
Tres mil horas de sol al año, aguas cristalinas, imponentes cascadas y miradores privilegiados que nos abren la ventana a una exuberancia vegetal de cromatismos irreales. A 22 horas de vuelo, y lejos del frenetismo diario, Tahití y sus islas ofrecen al visitante un remanso absoluto de paz y tranquilidad. Nos quedarán deseos de volver...
.Tres mil horas de sol al año, aguas cristalinas, imponentes cascadas y miradores privilegiados que nos abren la ventana a una exuberancia vegetal de cromatismos irreales. A 22 horas de vuelo, y lejos del frenetismo diario, Tahití y sus islas ofrecen al visitante un remanso absoluto de paz y tranquilidad. Nos quedarán deseos de volver...


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Por tierra, mar y aire
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En estas latitudes el mar rebosa vida y es una fuente eterna de placeres, sobre todo para los submarinistas, que encontrarán un sinfín de especies marinas y excepcionales puntos de inmersión, como los que rodean a los arrecifes de coral. .
En estas latitudes el mar rebosa vida y es una fuente eterna de placeres, sobre todo para los submarinistas, que encontrarán un sinfín de especies marinas y excepcionales puntos de inmersión, como los que rodean a los arrecifes de coral. .


A bordo de un crucero podemos descubrir otros de sus tesoros, la diversidad de horizontes y unas puestas de sol de ensueño. Encontramos grandes transatlánticos como el Paul Gaugin -que cuenta con todos los lujos-, la romántica goleta Star Flyer o embarcaciones más intimistas como las naves de Bora Bora Cruises. Además de una inabarcable flota de chárteres náuticos que ofrecen alquileres de yates y catamaranes, con o sin tripulación.
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Una vez en tierra, los 'resorts' y operadores turísticos privados proponen una amplia gama de actividades, como sobrevolar en helicóptero Bora Bora, pasear a caballo o aventurarse en 'jeep' por el monte Marau en la isla de Tahití.
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Una vez en tierra, los 'resorts' y operadores turísticos privados proponen una amplia gama de actividades, como sobrevolar en helicóptero Bora Bora, pasear a caballo o aventurarse en 'jeep' por el monte Marau en la isla de Tahití.
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Relax y Spa
Tahití y sus islas es, además, una delicia con la que sucumbir en pareja. Los tratamientos de los centros de Spa toman lo mejor de la sabiduría polinesia y ofrecen sesiones especiales de baños de flores exóticas, duchas de agua de lluvia o masajes con productos tradicionales como el coco, el jengibre, las fragancias de la flor de Tiare y las semillas aromáticas de vainilla. Una experiencia placentera que puede completarse con una romántica cena de pescado fresco y marisco bajo la luz de las velas.
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Una inmersión en la cultura tahitiana
Encuentros como el Heiva i Tahiti, cada julio en la isla Reina, o el Festival de las Artes Tradicionales de las Islas Marquesas, que se celebra cada cuatro años, son enriquecedoras muestras de la efervescencia cultural isleña. Su imaginario de leyendas y dotes para la artesanía, los cánticos y los bailes siguen vigentes y se transmiten de generación en generación. A semejanza del baile, el tatuaje es un valor cultural enraizado. Están cargados de simbología y adornan la piel tanto de hombres como de mujeres con motivos geométricos, vegetales o animales. Son verdaderos maestros de este arte.
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